domingo, 28 de noviembre de 2010

Mi vida sin Soloft...

   Que angustia! Casi todos los días a esta hora me agarra esta horrible angustia. Si no fuera porque sé que en un ratito se me pasa me preocuparía más aún. Tengo ganas de llorar, de llorar con congoja y siento un dolor genuino en el pecho y en el alma. Son estos los momentos en los que me planteo TODO. Que si soy feliz, que si es bueno estar tan sola, que si alguna vez voy a estar enamorada, que si ya es demasiado tarde para experimentar el amor, que si todo lo que construí en mi vida es real o está solo en mi mente, que como puede ser que me falte tanto por aprender a los 45 años. Por primera vez en mucho tiempo me pregunto que cuantos años más de “juventud” me quedan o que si quiero seguir haciendo “nada” de mi vida. Que sé yo! Me cuesta creer. Me cuesta creer que estoy sola, que no tengo una profesión, que no tengo amor de verdad en mi vida. Me cuesta creer que hay días que me siento tan feliz que parece que la dicha no me entra en el cuerpo y que hay ratos como este en los que quisiera morirme con la certeza de que nadie me va a echar de menos. Si no fuera porque sé que en un ratito se me pasa creería que esto es depresión. Depresión es un agujero negro y profundo en el que nadie debería caer nunca. Yo caí muchas veces cuando era mas joven y gracias a Dios hace muchos años que la piloteo bastante bien con medicamentos y terapia.

   Aparte de mis medicinas para el ADD, solía tomar hasta hace un par de meses Sertraline o mejor conocido en el mercado como Soloft. Como mis meds para el ADD ya incluyen un antidepresivo, Wellbutrin, los médicos siempre aspiraban a sacarme el Soloft y por más que intentábamos hacerlo de una forma, relativamente paulatina, siempre me producía mucha angustia dejarlo y volvía a la dosis anterior. Yo no hubiera tenido problema en seguir tomándolo de por vida, si no fuera por una sola cosa, tiene un efecto colateral o secundario de mierda: Hace que llegar al orgasmo sea una misión “casi” imposible. Una medica siquiatra de Argentina me recomendó un método más largo y más parsimonioso para dejarlas; consistía en limar la pastilla cada día un poquito más antes de tomarla, reduciendo su tamaño de una forma tan lenta que sea casi imperceptible, así el cuerpo no sufría el síndrome de abstinencia. Así lo hice. Me llevo casi un año y medio reducir la dosis que tomaba a cero. Y lo logré con bastante éxito, yo creo, ya que no experimenté angustia en por lo menos el primer mes de haberlas suspendido por completo. Claro que empecé a notar ciertos cambios en mi comportamiento, mi modo de sentir las cosas y hasta mi forma de ver la vida. De repente me gustan cosas que antes no me gustaban, como el vino tinto, limpiar mi casa y cocinar y me dejan de gustar tanto cosas que antes me encantaban como ir a bailar, vestirme súper sexy o poner mi vida social primero en mi lista de prioridades. Empiezo a experimentar miedos que podrian convertirse en ataques de pánico pero, que por suerte, domino a tiempo, o estas mini crisis de angustia que duran apenas unos minutos pero que se repiten casi a diario. Cambios estos, que fácilmente se pueden atribuir a razones ajenas a la falta de ese medicamento: A la vida, al accidente que tuve en Marzo, a la experiencia, a mi problema de mareos que me llevó ser una desempleada, al cansancio, al nuevo estado de conciencia que he adquirido a raíz de muchos cambios en mi vida, al aprendizaje, a mis ganas de experimentar mis sentimientos, a las secuelas que el accidente dejo en mi espalda, etc.

   (Vale hacer este paréntesis para aclarara que en el tiempo que me llevo escribir hasta acá, ya llore lo suficiente como para erradicar por lo menos un 80% de la angustia que sentía al empezar.)

   Alguien me dijo que el Soloft es “peligroso”… Hummmm que loco no? Peligroso porque te hace sentir tan feliz que hasta el mismo infierno se te puede hacer llevadero mientras lo tomás. Peligroso porque no permite que sientas nada malo, pero así también se te escapa entre los dedos mucho de lo bueno… Otra persona me dijo, que esta droga te hace sentir tan bien porque hace que el cerebro produzca una sustancia de modo permanente, que de otra forma solo se libera en el momento de tener un orgasmo, con lo cual el cerebro no necesita del orgasmo, razón suficiente para no lograrlo. Carajo, que complejos somos los humanos!

   No estamos en búsqueda de la felicidad?! En ese caso, no es PERFECTO tener una pildorita que te la proporciona? Si ya liberamos la sustancia que se libera en el orgasmo que nos hace sentir satisfechos y en paz, porque todavía, además, queremos tener orgasmos?

   La pildorita de mierda es mágica! Mientras yo la tomaba, no había un día que no me dijera en voz alta la famosa frase de Alterio en Caballo Salvaje “ La puta que vale la pena estar vivo!” Y lo sentía en serio. Pero me llevaba entre las patas no solo  mis sentimientos sino que también los de los demás. Yo podía salir y decirle en la cara y sin compasión a cualquiera lo que pensaba de el o ella por más negativo y malicioso que fuera. Yo podía hacer de la humillación ajena el chiste más atrevido y sarcástico sin dudarlo un segundo. Y podía minimizar mis propias frustraciones a la más ínfima expresión, al punto de que me doliera menos que el latigazo de la caída de un pelo de mi cabeza sobre mi espalda. Al punto de que hasta eso se convirtiera en uno de esos fantásticamente ácidos chistes que solamente yo, y otros tomadores de Soloft, podíamos disfrutar y entender.

   Mis ansias por salir a vivir “la vida loca” también han disminuido desde que logré dejar la famosa pildorita, pero como nada puede ser así de sencillo, mi necesidad por segregar esa sustancia tan deseada y tan saludable que se produce en el cerebro cuando uno tiene un orgasmo, ha aumentado considerablemente y con eso mis hormonas se has alborotado casi al mismo nivel que cuando tenia 17 años.

   Entonces ahora todo en la vida tiene otra perspectiva. De repente me interesa estudiar, ya no me parece que no tener una carrera esta bien para mi. Antes me sentía como si hubiera bebido del néctar de la eterna juventud, y ahora aparentemente, de alguna manera extraña,  hasta estoy tomando conciencia del paso de los años. Ahora quiero tener un amor en vez de veinte amantes. Alguien que me cuide a mí y a mis sentimientos y que de paso ayude con la producción de “ciertas” sustancias en mi cerebro. De repente quiero adentrarme en ese mundo de lo sentimental, de lo romántico, de lo cursi... Es como si hubiera tenido el alma crionizada por todos estos años, y ahora en un abrir y cerrar de ojos estoy aprendiendo a sentir. Pero como dije antes, nada es sencillo, con el dulce sabor de los sentimientos nobles, del amor, de la amistad, de la compasión, de la solidaridad viene los agrios y los amargos. Yo me pregunto por qué el dolor, el miedo, la frustración, el odio, los celos, la amargura, la envidia y la maldad no pueden quedarse crionizados adentro del frasquito de Soloft.


       
   Sea como sea, en este punto de mi escritura no siento más angustia…siento alegría de haber ordenado y expresado mis pensamientos… y ahora es cuando me inclino a pensar que no estoy sufriendo una depresión, sino el efecto deseado de la ausencia de Soloft.

   Nota: Si estás leyendo esto y estás tomando Soloft o algún otro antidepresivo, POR FAVOR no dejes de tomarlo de repente y menos sin consultar a tu medico. Para mí, a pesar de todo lo que cuento, por muchos años, fue un mal necesario.  

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