domingo, 31 de octubre de 2010

Menos espinaca para mi....por favor.

     Ok, ¿Qué aprendí de todo esto?  ¿Qué me están queriendo decir mi cuerpo, mi cabeza y mi alma desde hace unos cuantos meses?

   Algunas cosas movilizantes han sucedido en mi vida últimamente. Por ejemplo, en marzo tuve un accidente en el que podría haber muerto, cosa que me hizo replantear muchas cosas en la vida. Pero como soy cabeza dura no tomé acción enseguida. En realidad, para no ser tan dura conmigo, creo que todo necesita un tiempo de maduración…

   Mi vida no es la “clásica” vida de una mujer de mi edad. Claro, no hay un solo modelo de vida clásica, pero hay ciertos patrones. La mayoría de las mujeres de mi edad están casadas o divorciadas y tiene hijos o, sino están en pareja. Algunas hasta tienen nietos. Yo no tengo nada de eso. Soy soltera y me gusta la joda, más de lo que a Popeye le gusta la espinaca!


   Claro, luché 38 años de mi vida con mis kilos de más, 28 con mi problema de ADD y casi 40 con la baja autoestima que mí padre me obligó a desarrollar en mi casa. Ahora que vencí estos tres GRANDES obstáculos y algunos otros de menor envergadura, soy lo que se dice, un pimpollo tardío! Y estoy saboreando la vida loca, bocado a bocado dejando que se me derrita en la boca como un copo de algodón de azúca!!! Como diria Celia Cruz. Cuando todas la flores del árbol ya están casi empezando a deshojarse, felices ellas, con sus maridos, hijos y nietos, ahí estoy yo, rozagante, vivaz, ardiente, vigorosa, desafiante, empezando a florecer, y sola. Sola con mi flamante mente que ahora organiza, planifica, atiende y ejecuta como nunca antes, con mi nuevo cuerpo que ahora no sólo luce bien sino que además siente bien, con mi rutilante autoestima que ahora entiende que fue necesario pasar por todo lo pasado para llegar hoy a estar tan refulgente. Sola con mis logros y con mis nuevos planes. Pero sola. A veces feliz y orgullosamente sola. Pero sola. A veces más sola y otras menos sola. Pero sola al fin. Y por momentos queriendo deducir hasta qué punto esta soledad es una elección mía u otra imposición de la vida, como en su momento fueron el ADD, mis problemas de sobrepeso o mi padre. Hoy me niego a creer que esto dependa del destino. El estar sola ó sin pareja hasta hoy ha sido una decisión mía, hecha a conciencia. Me atrevería a decir que ha sido una necesidad mía, una imperiosa necesidad de descubrirme, de reconstruirme, de reinventarme de fabricarme una personalidad y de esculpirme una vida. Una necesidad de demostrarme que podía hacer todo eso por mi sola.  


   Otro evento en mi vida que me llevó a sacar estas conclusiones fue que hace unos meses me enfermé. Empecé con una sensibilidad enorme a los ruidos y terminé perdiendo el trabajo debido a los mareos que estos me causaban. Mi terapeuta, sabia e inteligentemente me incitó a que escuchara qué era lo que ésta enfermedad me venía a decir. Curiosamente, en un libro que ella me recomendó: “La Enfermedad Como Camino” de THORWALD  DETHLEFSEN y  RÜDIGER  DAHLKE, descubrí que las enfermedades de los oídos tienen que ver con la falta de obediencia. Claro, no hay mejor sordo que el que no quiere oír, me decía mi abuela cuando le desobedecía. También mi cuerpo últimamente, está pidiendo más fuerte que de costumbre la compañía masculina. Y a esa necesidad si se la escucho! Lo proveo de ese recurso bastante a menudo. Pero mi cuerpo pide más amor. No más cantidad, más calidad de amor.   
   Hoy como por arte de magia, de repente, se cayó el velo de mis ojos o debo decir, el algodón de mis oídos. Hoy me cayó la moneda que estaba trancada ahí, justo en la ranura del oído, vibrando y ensordeciéndome para que no obedezca a las necesidades de mi ser. Mareándome hasta el punto de paralizarme de miedo a perder el equilibrio.  Todavía siento el zumbido que me anuncia al temor, ruidos que apenas me dejan oír que ya es hora de permitir la entrada del amor en mi alma. Apreciación que otras veces había logrado articular en palabras, pero que hoy haciendo un gran esfuerzo y en un arrojo de valentía vengo a darle forma y color.

   Ayer abandonada por todos los seres a los que yo pongo primeros en mi lista de prioridades, después de mis adorados sobrinos por supuesto. Plantada por el amigo al que mas tiempo le dedico, le contesto el teléfono aunque esté debajo de la ducha, le escucho las historias aunque a veces no sean tan entretenidas, le festejo los chistes no solamente por ser buena amiga, sino también porque  aunque odie reconocerlo suelen ser los más divertidos.  Plantada por las amigas por las que sacrifico tiempo de pintar o de estar con mi madre o por las que me peleo con un portero para que las deje entrar sin hacer una cola, plantada por el idiota que aparece dos veces al año en mi vida y yo le vuelvo a abrir la puerta como una buena samaritana…Gente que, descontando al idiota, es excelente, personas a las que sigo considerando mis amigos. Pero que, por haber florecido más temprano en sus vidas, por haber vivido en diferentes circunstancias, o tal vez por haber sido tacados por alguna barita mágica, tienen hoy en sus vidas a una o, dos personas que son sus prioridades. Yo tengo que aceptar que, aunque me pese, yo no estoy primera en ninguna de esas listas. Y nada de esto es en lo absoluto un reproche hacia ellos. Yo estoy agradecida de tener a estas personas como amigas. Personas que el 85% de las veces están ahí cuando las necesito. Amigos con los que me río hasta que me duele la panza. Gente con la que comparto mis más íntimos secretos. Personajes con los que juego al truco, bailo, cuento chistes, recuerdo, comparto y disfruto. Seres a los que les doy y de los que recibo amor. Pero que al faltarme por un rato, me hacen dar cuenta de que todavía no estoy obedeciendo a mi cuerpo ni a mi alma en su reclamo. Son tan buenos amigos que sin saberlo me hacen bien hasta cuando no vienen. Enfrentar todos los pequeños contratiempos de anoche, sola, me hizo reflexionar mucho. Me sacudió!                    

    Muchas veces me encuentro quejándome “en broma”, aunque yo sostengo que las bromas no existen, de que todos mis amigos solteros, estado, en el que aparentemente yo paso a ocupar un lugar más alto en sus prioridades, tarde o temprano se enganchan con alguien. Y aunque suene feo, egoísta o malicioso, ese alguien me desplaza a un lugar más bajo en esa bendita lista. Y yo tengo que compartir sus alegrías por haber encontrado sus almas gemelas, y las comparto. Y por favor créanme que esto no es un intento por recuperar ese lugar de prioridades, sería absolutamente injusto e improcedente pretender algo así. Esto no es más que un reconocimiento y agradecimiento a mis amigos por tenerme en algún lugar, no muy bajo, de sus listas. El reclamo no es para con ellos, en todo caso sería para conmigo. Ya es hora de que encuentre en mi vida a esa persona que va a ocupar el lugar más alto en MI LISTA de prioridades y que me va a poner sin duda alguna primera en la de él.

   Es el momento en el que tengo que tomar esta decisión: o sigo divirtiéndome y conociendo tipos que como yo hasta ahora, lo único que buscan es divertirse y que me van a poner en su lista de prioridades después que a su perro, a su portero y al tipo que una vez al mes les lava el auto o, me pongo las pilas y utilizo un poco de mi energía, tiempo y concentración en buscar a un hombre para amar.

   Todavía siento que se me atraganta una espada cuando digo estas cosas. Pero estoy mucho más cerca de mi meta que cuando ni siquiera me atrevía a pensarlas.

  La próxima entrada: Datará de mi perfil para Match.com… No se lo pierdan! 
   

1 comentario:

  1. querida vicky, es un placer como llegan tus palabras. me picotea una creencia que no es compatible del todo con lo que estás dispuesta a emprender. hay que buscarlo al amor? no aparece en el momento menos pensado? porque cuando uno está tranquilo y con apertura estamos más propensos a recibir, pero sin interferencia de nuestro deseo y necesidad. algo así como dejarse llevar un poco como un barrilete si se quiere. te sigo leyendo, que es otra forma de escuchar. mis cariños para tí querida.

    ResponderEliminar

Algún comentario?