miércoles, 27 de octubre de 2010

Noche de Rikura!



  Esa noche el me contó que había cortado con la novia. Hablamos de su trabajo, del mío, pero cada vez me miraba más profundo a los ojos, medio de reojo y con una sonrisita seductora. En un momento se me acercó como para darme un beso en la boca y se detuvo dos milímetros antes de rozar mis labios, yo, sentí la humedad de su aliento en el mío, y me dijo, “Te invito una cerveza linda”. Mis hormonas, que ya estaba alborotadas, se volvieron locas! Empezaron a pasear por el torrente sanguíneo de todo mi cuerpo a la velocidad de la luz. Pucha! Ni los tipos de mi edad saben como despertarme “eso”, esa sensación de “si no lo beso YA me muero!”

   Después de la última Corona y de bailar un rato más nos sentamos en una mesa con un grupo de amigos. El se sentó al lado mío y por debajo del mantel, y con cara de Poker me acarició una pierna…Para tener 27 años es muy zarpado, pero además la tiene re clara!  

   Yo ya estaba a sus pies. Me moría por un beso. Después el destino conspiró a nuestro favor, habíamos estacionado los autos en la misma dirección bastante cerca del boliche pero a dos o tres cuadras el uno del otro. El me iba a llevar a mi auto y ahí se harían tangibles nuestros anhelos.
   Me dio los besos más lindos que haya recibido en mi vida. Y entre beso y beso con el dedo pulgar me rozaba los labios. Me acaricio la nuca y me tiro del pelo. Cuando hice mi cabeza para atrás siguió besándome el cuello. Entre una cosa y otra me miraba fijo a los ojos, con muchísima pasión, y de tanto en tanto se acercaba como para besarme y cuando yo me entregaba al beso el se retiraba haciéndome desear. Tal vez esto no les parezca muy sexy, pero al revés de lo que yo hubiera creído, a mi me encantó: me ponía su mano abierta en el cuello como si me fuera a asfixiar por apenas uno o dos segundos, ejerciendo una presión muy suave pero firme. Y después me volvía a besar como si fuera el último beso de su vida. Todo parecía una escena de una película erótica. Nuestra respiración se escuchaba como única música de fondo acompasada y rítmica, profunda y agitada. Fue como un sueño de adolescencia. Fue absolutamente increíble.

   El me invito a su casa, pero yo no quise ir. Sentí que se iba a romper toda esa magia si nos acostábamos tan pronto. Lo más divertido fue cuando, después de despedirnos y ya estando cada uno en su auto, lo veo que abre su ventanilla rápidamente y me mira con cara de matador, con un sobrecito azul en la mano y se lo lleva a la boca y le arranca un pedazo con los dientes como un perro rabioso sin dejar de mirarme. Era un forro! Ese fue su último y creativo intento de convencerme. Los dos largamos una carcajada y partimos cada uno a su casita.

   Aunque no me espero tener una relación muy seria con un chico de esa edad, tampoco quería involucrarme con alguien que tiene algo pendiente con la ex novia. La semana siguiente me mando un texto el jueves a ver si salía los jueves a la noche. Yo estaba volviendo de comer con una amiga y le dije que si, que muchas veces salía entre semana. La cuestión es que dio mil vueltas pero nunca me dijo nada concreto como: Vamos a bailar a tal lugar o encontrémoslos para tomar algo. Pero como dice mi amigo Agustín, picó el anzuelo. Y eso me puso muy contenta!

 Unas semana más tarde yo estaba cerca de su trabajo y le mande un texto, pero el estaba trabajando en otro lado es día. Quedamos en que a lo mejor hacíamos algo esa noche, pero después el tuvo que trabajar hasta tarde y lo cancelamos. Ese día en uno de sus mensajes me bautizo Rikura y a mi me encanto!

   Bueno, cuando borré el teléfono de José también borre el de él porque sino un día me siento sola y le escribo y si no me da bola me siento una pelotuda. La noche de mi fiesta me llegó un mensaje que decía “Feliz cumple Rikura ”. Supe que era de el por el sobrenombre y fue lo más lindo de la noche.

   No he dejado de pensar en este pendejo desde aquel día. Es muy loco, porque se que es imposible ya que, no solo le llevo 18 años sino que además hace poco me enteré que se arregló con la novia. No se si será el sabor de lo prohibido o el sabor de lo inconcluso, pero tengo a ese pendejo atravesado en mi cabeza y en mis hormonas hace dos meses.

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