miércoles, 27 de octubre de 2010

Son los hombres objetos sexuales?

   Me pasa con más frecuencia de la que me gustaría que un tipo no me vuelva a llamar.  En dónde esta la falla? Bueno creo que al fin se me está iluminando el bocho! Mi dificultad no es para conocer hombres, ni entablar conversación con ellos, tampoco es difícil para mi seducirlos, ni es mi rollo cual estrategia tomar después de haber dormido con ellos, el asunto es un timimg problem! Es tan grande la dicha de sentirme deseada, y tanta la necesidad de amor y de entrega que no le dedico tiempo a conocer a la persona que hay adentro de ese cuerpo sexy, varonil y deseable, o es que trato a los hombres como objetos sexuales…me parece que no me doy cuenta de que hay un ser humano debajo de toda esa masa de carne, hueso, músculo y pasión.

  Cuando conozco a una mujer, no tengo ninguna duda de que voy a encontrar en ella, cuando tenga la oportunidad, a un ser con mucho para dar, con luz propia y con calidez humana. Cuando conozco a un hombre tengo cero expectativas de encontrar nada valioso en su alma. No se me cruza por la cabeza que pueda haber ni un dejo de ternura y de emoción en su pecho. No escucho en mis oídos ni un hilo de voz que murmure algo positivo sobre el. No siento en mi corazón ninguna intuición que me diga que ese hombre también es un ser humano. 

  Cuando conozco un hombre que me gusta, en mi cabeza se produce como una ecuación matemática, 1 + 1= 2, hombre + mujer = sexo. Y veo en el a un increíble estimulante, un potente generador de energías, un delicioso dador de sensaciones, un maravilloso y vibrante despertador de bajas y profundas pasiones, un calido, húmedo, fuerte, a veces mullido y suave y otras rudo y áspero, perfectamente diseñado, casi hecho a media, inimitable, ireproducible, único y gran “consolador”.

   Claro que, después testear la performance de dicho juguete, casi siempre con resultados satisfactorios, me encuentro, en contadas oportunidades, con un ser sensible…un ser que de alguna manera prueba, que mi visión de los hombres no es tan acertada. Y es ahí cuando surge la confusión.

   Concluyo que, porque por más que mi padre se haya empeñado en destruir mi identidad, en pisotear mi autoestima, en hacerme creer que no servía para nada y que no era digna del amor ni el respeto de nadie, y por más buen trabajo que haya hecho en desdibujarme la imagen paternal en mi mente y en mi alma, sigo siendo una mujer. Un ave fénix que se levantó de sus cenizas para reconstruirse mil veces, que no creyó del todo el mal intencionado discurso de su progenitor, que prefirió lucharla y salir adelante cueste lo que cueste. Ahora que soy esta mujer de la que me siento tan orgullosa, es ahora que me doy cuenta, que hay algo más que tengo que reconstruir en mi vida;… la imagen paterna, lo masculino, el compañero, el complemento de la mujer, el falo que llena el vació, el hombre, el Adán de cada Eva. Porque, aunque me sienta una mujer con todas las letras no lo voy a ser completamente hasta no conquistar el amor de un hombre. Mal que me pese, lo necesito, necesito a un hombre en mi vida.

   Leerlo es fácil, más teniendo en cuanta que el lector por más identificación que pueda sentirse conmigo no esta 100 % en mis zapatos, pero si digerir este ultimo concepto fue doloroso, y si me permiten la expresión “defecarlo” fue sangriento. 

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